Me he quedado tan satisfecho con mi hamburguesa que me veo inspirado por las mentirijillas blancas de Paco para escribir en español. Éste primero propone ir a ver el centro de Accra, luego una vez de camino me enseñó por dónde comenzar nuestra aventura: en el quinto pino del centro. En nuestra guía se describe un restaurante en tal lugar, dónde las hamburguesas son deliciosas. Y sí que lo eran. Pero el fin no justifica los medios, y menos con una sutilidad tan ingenua como la que mostró Paco. Pero bueno, no me quejo, también tenía ganas de comer una hamburguesa, lo que pasa es que no quería ser el primero en decirlo en alto.
Hemos llegado bien aunque para mi fue todo muy confuso los primeros días. Estuvimos muy condenados a IYEP y sus planes, y ya sabemos todos como ha ido eso al final… aunque hoy en día estamos pendientes de Pandora en España.
Con nuestra familia de acogida, aunque solo consta de una persona (y menos mal, ya que su familia consiste de más miembros que un circo), todo está muy bien. Estamos muy contentos de estar con ella/os, nos han abierto sus casas con una amabilidad que en Europa apenas se concibe. Somos los únicos blancos en un diámetro de 3 kilómetros (por lo menos), así que tras nuestra todavía breve presencia de 6 días, ya somos muy conocidos por el barrio.
Tengo que admitir que he viajado por varios continentes, pero jamás he visto un caos tan tremendo como en la ciudad de Accra. Seguramente habrá lugares más caóticos, pero yo los tengo por descubrir. Hay tantas cosas que criticar que al final se asume, ya que todo parece funcionar bien para ellos y se han adaptado con lo que tienen a su disposición. Después de una semana también me he adaptado yo y sé lo que hay. Es fácil de aceptarse cuando nadie en este continente tiene más ni menos. Y todo eso sin mencionar la contaminación… Una palabra que dudo que exista en el diccionario aquí. O simplemente no hay recursos; otra palabra que existe, pero en sentido metafísico.
En fin, todo suena muy triste, y tras la fachada lo es, pero no es lo que se ve. La gente es amable, ayuda con cualquier duda, te cogen de la mano para llevarte dónde quieras y se aseguran de que estas a gusto. Eso es una cosa muy buena, pensando que cada vez que tenemos que ir a un sitio nuevo en un lugar desconocido nos perdemos. Pero por caótico que sea, uno nunca se pierde demasiado.
Vaya, de nuevo se ha ido la luz. Por lo visto pasa a menudo. Nuestra anfitriona se apaña muy bien, es la única aquí que tiene compresor de gasolina. Rápidamente lo pone en marcha para que no tengamos que cenar a oscuras. Eso si, la cena la ha hecho su sobrino.
De nuevo nos encontramos siendo los únicos en el bar de Becky, es decir, con un cubata en su patio. Para esta buena gente que nos rodea, que para ellos cada domingo es sagrado y el Día del Señor, creo que ha quedado claro cuales son nuestras costumbres, por buenas o malas que sean. Cabe esperar que un día nos contarán dónde vamos a pasar la eternidad, a lo cual responderé: Las chicas buenas van al cielo, las chicas malas van a todas partes – pero eso si, sin perderse.
Hemos llegado bien aunque para mi fue todo muy confuso los primeros días. Estuvimos muy condenados a IYEP y sus planes, y ya sabemos todos como ha ido eso al final… aunque hoy en día estamos pendientes de Pandora en España.
Con nuestra familia de acogida, aunque solo consta de una persona (y menos mal, ya que su familia consiste de más miembros que un circo), todo está muy bien. Estamos muy contentos de estar con ella/os, nos han abierto sus casas con una amabilidad que en Europa apenas se concibe. Somos los únicos blancos en un diámetro de 3 kilómetros (por lo menos), así que tras nuestra todavía breve presencia de 6 días, ya somos muy conocidos por el barrio.
Tengo que admitir que he viajado por varios continentes, pero jamás he visto un caos tan tremendo como en la ciudad de Accra. Seguramente habrá lugares más caóticos, pero yo los tengo por descubrir. Hay tantas cosas que criticar que al final se asume, ya que todo parece funcionar bien para ellos y se han adaptado con lo que tienen a su disposición. Después de una semana también me he adaptado yo y sé lo que hay. Es fácil de aceptarse cuando nadie en este continente tiene más ni menos. Y todo eso sin mencionar la contaminación… Una palabra que dudo que exista en el diccionario aquí. O simplemente no hay recursos; otra palabra que existe, pero en sentido metafísico.
En fin, todo suena muy triste, y tras la fachada lo es, pero no es lo que se ve. La gente es amable, ayuda con cualquier duda, te cogen de la mano para llevarte dónde quieras y se aseguran de que estas a gusto. Eso es una cosa muy buena, pensando que cada vez que tenemos que ir a un sitio nuevo en un lugar desconocido nos perdemos. Pero por caótico que sea, uno nunca se pierde demasiado.
Vaya, de nuevo se ha ido la luz. Por lo visto pasa a menudo. Nuestra anfitriona se apaña muy bien, es la única aquí que tiene compresor de gasolina. Rápidamente lo pone en marcha para que no tengamos que cenar a oscuras. Eso si, la cena la ha hecho su sobrino.
De nuevo nos encontramos siendo los únicos en el bar de Becky, es decir, con un cubata en su patio. Para esta buena gente que nos rodea, que para ellos cada domingo es sagrado y el Día del Señor, creo que ha quedado claro cuales son nuestras costumbres, por buenas o malas que sean. Cabe esperar que un día nos contarán dónde vamos a pasar la eternidad, a lo cual responderé: Las chicas buenas van al cielo, las chicas malas van a todas partes – pero eso si, sin perderse.
Bueno, ya era hora de que escriba el otro ghanes adoptivo.
ResponderEliminarYa me gustaría ser la única blanca en 3 kilómetros a la redonda, aunque tuviera que perderme un rato para comer una hamburguesa y masticar el polvo a no se cuantos grados temperatura, eso sí, con el billete de regreso en el bolsillo.
Sacad todo lo bueno de ese pais, guardarlo muy bien y regresad pronto.
Hola Mads:
ResponderEliminarYa puedo responder a tus entradas, ya sabes que de "danés", nada de nada.
Me gusta saber que sensaciones te produce ese cambio de continente.
A pesar de los inconvenientes, del caos, de la falta de medios, del calor y de todas las dificultades que se quieran añadir; tengo la sensación de que África te ha conquistado.
Apenas lleváis diez días y ya minimizas lo malo, dejas a un lado las comodidades a las que "todos" estamos acostumbrados y aceptas lo que hay, sin más. Ya se que no os queda otra, pero no es el "qué", sino el "como". Es como cuando amas a alguien, que le quieres así, tal como es. Por eso creo que te has enamorado.
Que seas muy feliz, no sólo en Ghana, siempre; porque si tú lo eres.... los demás lo somos.
Todo mi cariño para los dos.
Lo siento, me he dado cuenta tarde de este apartado.
ResponderEliminarHas roto el silencio de la mejor manera posible. Mads, me encanta como escribes. Me gusta tu manera de relatar cada situación, poniéndole su punto de humor y toda la realidad posible.
Espero que nos impresiones y embobes nuestros sentidos con muchos más como este.
Un besito enorme.