Este blog nace con la intención de compartir con todos/as vosotros/as nuestras experiencias y vivencias en Ghana. Nace con la misma ilusión que afrontamos nosotros nuestro viaje a África. Y además queremos que sea un punto de encuentro entre nosotros y vosotros/as, en dónde os contemos y nos contéis. Esperamos que en estos dos meses podamos ilusionaros y, al igual que nosotros, podáis llevar a África en la mirada.

Denne blog er oprettet med det formål at dele vores oplevelser i Ghana med jer. Den oprettes med stor illusion nu da vi står over for vores tur til Afrika. Vi vil ønske at dette kan blive et ”mødested” mellem os og jer, hvor vi fortæller, og I kan deltage. Vi håber, at vi i disse to måneder kan give jer de samme forhåbninger, som vi har, og at I vil vende Blikket mod Afrika.

sábado, 9 de octubre de 2010

Conducir en Ghana

“Becky, ¿existen normas de tráfico?”
“¡Si, si, si, si, si! (casi siempre afirma o deniega cinco veces)”
“Pero si existen normas, ¿cuáles se suponen que son las normas?”
“Las normas existen, pero no existe control”
“Becky, ¿existe el carné de conducir?”
“¡Si, si, si, si, si!”
“¿Cómo se saca el carné sin que nadie sabe muy bien como son las normas de tráfico, y nadie las obedece?”
“Bueno, aprendes a conducir y luego vas a pagar por el carné”
“Becky, ¿cómo aprendiste tu?"

Durante la conversación uno de sus múltiples móviles suena varias veces y mientras conduciendo no duda en contestar. Seguramente existen manos libres algo más avanzados que en la publicidad de la bebida Malibu, pero sin normas, uno se puede permitir de todo, supongo.
Quería ver la distancia de Teshi a la ciudad, pero dado que el kilometraje no se movía con unos cuantos kilómetros ya recorridos, interpreto que de nuevo las distancias no se miden físicamente, sino con cronómetro. En fin, si el indicador de velocidad tampoco se mueve de cero, poca cosa se puede hacer pero asegurar de que el coche tiene cinturones de seguridad.

“Mi padre me daba unas clases y luego me tenía que buscar la vida para aprender a conducir. Por lo tanto, cada domingo mis padres iban a la iglesia, y mientras se encontraban fuera de casa, cogí el coche del garaje para dar vueltas por el barrio. Media hora antes de que volviesen de misa, siempre dejaba el coche tal como lo había cogido. Un día unos vecinos comentaba a mi padre que me habían visto varias veces en su coche.”
“¿Y qué pasó?”
“Nada, con eso ya había mostrado que sabía conducir y me fui a pagar el carné.”

De nuevo su móvil suena y la conversación se paraliza; no solo por su móvil, sino también porque tampoco hay mucho más que comentar. Con su experiencia personal ya ha explicado más que suficiente.

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